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Quizá el que mi inicio en Hogwarts implicara muertes, misterios y que el mismo sombrero dijese que terminaría en una búsqueda insaciable por la delicia del poder no haya sido de los mejores inicios en toda su historia, pero es lo que me ha tocado a mí, es mi destino, supongo.
Soy joven, sí, pero creo que la Magia no espera al sueño de nadie, no espera a la adulación de nadie, no espera a nada. La única manera de alcanzarla plenamente es el esfuerzo, el talento y un carácter férreo y ligado a sus metas, sean las metas más bondadosas del mundo o las más crueles y avasallantes que uno se pueda imaginar. La magia no responde al bien ni al mal, solo responde al propósito de quién la use. Eso, en mi corto año en Hogwarts, es lo que he podido aprender.
Cobardes e inútiles lideran el Mundo Mágico hoy día, véase su grandísima señoría el Ministro de Magia, que no tiene ni la más mínima idea de cómo hacer su trabajo. Ególatra, egocéntrico, de vista y mente cerrada, cree que él será el cambio para el Mundo Mágico, y cuando le toca hacer el trabajo… ¿cuál es el verdadero resultado?*Había un recorte de la noticia de Grindelwald de principios de año, dónde el ministro ordenó a los aurores a atacar en pleno sitio público, con cientos de niños*
"El eco mediático que obtuvo el discurso del Ministro de magia Héctor Fawley y el director de Hogwarts Armando Dippet fue tan grande que es muy probable que no haya nadie en toda la Comunidad Mágica Internacional que no haya oído hablar del tema, sin embargo, a diferencia de lo que había planeado el ministro en un principio, no es ni su cara ni sus palabras la que aparece en todos los diarios nacionales del mundo sino la de la persona por la que se convocó el discurso: Gellert Grindelwald.
Una estratégica intervención de Grindelwald pasando desapercibido entre la multitud por la ingesta de una poción Multijugos al final del acto no ha dejado a nadie indiferente. Algunas de sus frases quedarán para el recuerdo de los numerosos jóvenes que se encontraban en la escena junto a sus padres y familiares, que no podrán olvidar lo sucedido con facilidad.
Por el momento, el Ministro ha decretado la alerta nacional de forma preventiva, blindando los lugares más emblemáticos del país por decenas de aurores ante la amenaza de que Grindelwald y sus seguidores comentan algún atentado y se ha puesto un precio de 300 Galeones a quien logre atrapar y detener a Gellert y de 100 Galeones a quien tenga información relevante sobre su paradero. Seguiremos informando desde El Profeta una vez se conozcan más datos de este suceso."
Sus acciones no tienen pies ni cabeza, y si estamos regidos por tan inútil bazofia ¿qué será de las instituciones que están bajo el mandato de él? Hogwarts vende ser el lugar más seguro del mundo mágico, dónde los jóvenes prosperarán en sus estudios y podrán hacer el bien; venden que la enseñanza que imparten sus docentes los volverá los mejores, pero yo no lo veo así. En menos de un año, he presenciado más muertes y misterios de lo que lo había hecho en toda mi vida. Puedo afirmar que Hogwarts sí es el mejor lugar en el Mundo Mágico para convertirte en un mago, pero no es por sus docentes, ni su plan de estudio. Es por las circunstancias bajo las que se está expuesto. Aquel que no sea ignorante, se dará cuenta al peligro que está expuesto al estar en Hogwarts, y para darse cuenta de ello, basta con saber que el mismo profesorado y administración de Hogwarts no conocen por completo el instituto, no tienen respuestas a los misterios y las muertes que han estado sucediendo. Simplemente están ahí, pretendiendo que tienen todo bajo control, sin ser muy diferentes al actual Ministerio de Magia, pero los misterios y el poder de la magia en conjunto a la astucia de algunos tienen más fuerza que todo un grupo de instituciones en conjunto.
¿Qué tipo de mago quiero ser? ¿qué puedo alcanzar? Es lo que la gente normalmente estaría empezando a preguntarse a estas alturas. Pero yo estoy decidido, e irónicamente, el Sombrero de las Casas estaba en lo cierto. Quiero poder. Quiero poder para no estar encadenado a las estupideces de otros, quiero poder para estar seguro yo y asegurar a mis allegados. Quiero poder para poder recorrer este Mundo Mágico al antojo de mi corazón. Quiero poder para no temerle a nada y combatir en favor de mis propios intereses. No quiero ser un villano, pero tampoco seré un héroe. Simple y llanamente seré la mezcla entre… un cuervo y un halcón. Podré estar dónde la muerte y el misterio llame, pero podré ser tan noble y majestuoso como un halcón. Simplemente seré un Ravenhawk. ¿Y los otros… qué elegirán ser?
Edited by Kira Gi - 26/10/2019, 05:24
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Pensé que el mundo mágico estaba mal, pero la cosa va más allá de lo que pensé. Termino mi primer año de Hogwarts, y, antes de siquiera empezar el segundo, con lo primero que me topo es con un grupo de Magos Oscuros atentando contra el Mundo Mágico… ¿más específicamente? El atentado a Gringotts, donde yo, por mera coincidencia, estaba con mis amigos de la infancia, los Gold’s y Vazquez.
Para ver la senda repleta de inutilidad y vergüenza por la que está yendo el Mundo Mágico solo es necesario percatarse del hecho de que, durante todo el incidente, no se presentó ni un solo auror, incidente donde peligraron la vida de muchos, inclusive, donde se perdieron algunas.
En mi caso, y yéndome muchísimo más a lo personal, poco después del incidente… y exactamente unas… ¿3 horas antes de que el tren a Hogwarts partiera? Sí… exactamente 3 horas antes, un Mago Oscuro caminando a plena luz del día alrededor de Londres secuestra a las personas más cercanas a mí, más allegadas. Mi primer año en Hogwarts no había sido inútil, tenía unos diez hechizos más o menos en mi repertorio, y no era la primera vez que presenciaba una situación caótica, estaba preparado para lo peor, y como algunos se podrían haber imaginado, con peor me refiero a preparado para la muerte, que tampoco sería la primera vez que la presenciaría.
Corrimos por todo Londres, peleando, hasta que, en un momento dado, llegamos al Callejón Knockturn donde finalmente, y de manera absurdamente impresionante, logré acorralar al Mago Oscuro. Sí, un niño de 12 años poniendo a merced de su varita a un Mago Oscuro con un Petrificus Totalus. Increíble, ¿verdad?, tanto que parece un cuento de hadas, pero es algo que realmente pasó. Cuando lo tenía frente a mí, cuando había decidido arrebatarle la vida, escuché pasos. Lo primero que pensé fue: “¡Vaya, son aurores!” ... pero no. Simplemente fue otra decepción por parte del intento de mandato del actual Ministro de Magia. Fui rodeado por Magos Oscuros, y logré salir vivo de allí por poco. Algunos estaban congelados por la impresión de lo que un niño de doce años había logrado hacer, otros, simplemente se burlaban de la posición en la que se encontraba el Mago Oscuro en aquel momento, y de manera astuta, aprovechando ese lapso de tiempo, armamos el grupo nuevamente y todos los involucrados salimos lo más rápido posible de allí.
Siento que cada momento que pasa me asomo más al camino del poder, lo deseo más, lo necesito más. Pero la cruda realidad es que no soy diferente de un mago común y corriente, salvo por mi ingenio y suerte. Necesito más. Necesito encontrar algo… desarrollar algo, inventar algo que realmente me vuelva un mago de batalla. Uno poderoso que logre tener renombre allá donde vaya. No tengo ni la menor idea de cómo lograré esa meta, pero por el momento, estoy centrado en que todo lo que está a mi alrededor no se desmorone producto de la inutilidad y la poca vergüenza de otros. Por lo poco que escuché durante el enfrentamiento, los Magos Oscuros planean infiltrarse en Hogwarts para robar algo, así que teniendo eso en cuenta… ¿mi próximo objetivo?... evitar que Hogwarts arda hasta sus cimientos.. -
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